LA VIRGEN DEL MARTIRIO Y LA REBELIÓN DE LA ALPUJARRA

En relación con Ugíjar se refiere que acaso Estrabón en el siglo I antes de Cristo la cita como la ciudad de Ulyssea fundada por Ulises, en la cual se edificó un templo dedicado a la diosa Atenea y en cuyos muros el mítico Ulises habría dejado escudos y espolones de sus naves. Parece ser que en aquellos tiempos las arenas del río eran muy ricas en oro. Habiendo alcanzado esplendor durante la época nazarí, Ugíjar formó parte del feudo que conservó Boabdil tras su capitulación ante los Reyes Católicos. En esta localidad se encuentra la Iglesia de estilo mudéjar de la Virgen del Martirio, Patrona de Las Alpujarras, Iglesia que previamente se encontró dedicada a la anterior Patrona de la comarca, la Virgen del Rosario. El motivo del cambio de la advocación de la Virgen nos lo explica el acta municipal que se reproduce a continuación:

“En la villa de Ujíjar de la Alpuxarra en quince días del mes de septiembre de 1606 (...). En este cabildo se trató como en esta villa se tiene devoción con una Ymagen de Nuestra Señora del Martirio que está en la Iglesia mayor de ella la qual estando en esta Santa Iglesia antes del rebelión de este reyno en el, los moros la quitaron del sitio, y lugar donde estava, y con una soga de esparto a la garganta la trajeron arrastrando por las calles, y la echaron en el fuego para quemarla (...). Los moros prosiguiendo en su mal intento la echaron en un pozo donde estuvo quinze, o diez y seis años hasta que en efecto del dicho pozo se sacó sin estar corrupta ni maltratada la madera de la Bendita Ymagen la qual esta villa ha tenido, y tiene por Patrona, y Abogada, y por de mas desta a hecho otros milagros para continuación de la mucha debozion que esta villa y sus vecinos tienen y deseo de benerarla, y pareciendo que aviendola colocado, y puestola en el Altar mayor desta Santa Yglesia y échole todos los años una fiesta con la mayor solemnidad que a sido posible. Por que tan loable costumbre, y cosa tan acepta a los ojos de Dios Nuestro Señor que se honre, y sirva a su Bendita Madre no se pierda. Acordaron por si, y en nombre de toda esta villa a los del Concejo que la dicha fiesta se vote para que se cumpla (...) y prometieron a Dios Nuestro Señor y a su Bendita Madre que en cada año para agora, é para siempre jamás (...) se ha de hazer la fiesta de Nuestra Señora el primer lunes de octubre de cada año sin que se difiera ni deje pasar por ninguna causa.”

La leyenda añade que cuando se limpiaba el pozo, este se iluminó y se oyó una voz decir “Martirio es mi nombre”.

Luis de Mármol Carvajal, contemporáneo a los acontecimientos, en su “Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada”, nos ofrece una sobrecogedora descripción de las matanzas perpetradas por los sublevados nada más estallar el conflicto, crueldad que contagiaría a las fuerzas gubernamentales. En palabras del escritor Pedro Antonio de Alarcón, nacido en Guadix (1.833 - 1.891), "cuando estalló la rebelión de los Moriscos, había en Ugíjar una Alcaldía Mayor con jurisdicción en toda la tierra alpujarreña. Era entonces Alcalde el licenciado León y Abad mayor el Maestro D. Diego Pérez. Fueron monfies capitaneados aquella vez por Aben-Aboo, que tenía agravios que vengar de las autoridades civil y eclesiástica. Aben-Humeya que lo supo, y como gran amigo del abad y de otros cristianos de Ugíjar, viendo el peligro en que se hallaban montó a caballo en Válor y corrió aceleradamente a su defensa... Pero cuando llegó todo era tarde, el Abad, seis Canónigos, el Alcalde Mayor y doscientos treinta y dos cristianos más habían muerto degollados (…) Aben - Humeya lloraba piadosamente”.

Aquellos cristianos que sufrieron el odio de los sublevados, no sólo en Ugíjar, y que Francisco Zapata Pimentel (siglo XVII), citado por el padre Francisco Hitos en su libro de 1.934 "Mártires de La Alpujarra", cifra en más de 3.000, fueron llamados “Mártires de la rebelión" o "Mártires de la Alpujarra", por lo que la Virgen del Martirio, con su nombre, les recuerda. De los orígenes mitológicos apuntados por Estrabón no se han encontrado vestigios y de la virulencia de la rebelión ya no se habla, pero en el pueblo aun se conserva una pequeña ermita llamada el Pozo de la Virgen en cuyo interior se encuentra el pozo en el que se recuperó la talla de la Virgen. Atribuyéndole la piedad popular propiedades milagrosas a su agua, ha de recordarse a Tertuliano cuando dice “sanguis martyrum, semen christianorum!”, es decir, ¡la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos!

Gonzalo Antonio Gil del Águila

Granada, 16 de Diciembre de 2.007

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