Juan II de Trastámara, hijo de Enrique III el Doliente y Catalina de Lancaster, nació en Toro en 1.405 y murió en Valladolid en 1.454, siendo Rey de Castilla desde 1.406 y hasta su muerte. Durante la regencia habida en su minoría de edad se reanudó la guerra enfrentando a Castilla y Granada entre 1.410 y 1.411. En 1.431, la guerra que vuelve a enfrentar a ambas partes, lleva a Juan II ante las puertas de Granada. A lo lejos ve la ciudad y, según el romance, exclama: “¡Abenámar, Abenámar, / moro de la morería, / el día que tú naciste / grandes señales había! / Estaba la mar en calma, / la luna estaba crecida, / moro que en tal signo nace / no debe decir mentira “. Este romance simboliza una situación guerrera en términos amorosos y corteses teniendo como protagonistas al Rey castellano Juan II, el moro Abenámar y la ciudad de Granada, divisada esta a los lejos, y en la cual no llega a entrar el cristiano. El Rey pregunta a Abenámar por los monumentos y éste le responde nombrándolos y describiéndolos. Abenámar, que según el romance es "hijo de un moro / y una cristiana cautiva" escucha cómo el Rey castellano dice a la ciudad “Si tú quisieses, Granada,/ contigo me casaría; / daréte en arras y dote / a Córdoba y a Sevilla”. A lo que Granada contesta “Casada soy, rey don Juan, / casada soy, que no viuda; / el moro que a mí me tiene / muy grande bien me quería".
¿Quién era el moro Abenámar? Según Menéndez Pidal se trataría de Yusuf Ibn Alahmar, castellanizado como Abenalmao, un noble granadino favorable a los castellanos; según Torres Fontes era un capitán que abandonó a Yusuf Ibn Alahmar pasándose al servicio de los castellanos; según Benichou “puede ser Abenalmao; puede ser Abenámar el capitán; y también, para decirlo todo, igual puede ser un interlocutor inventado, frente al rey de Castilla, en el proceso de elaboración del poema”.
Se piensa que ese versificado encuentro tuvo lugar con ocasión de la batalla de la Higueruela, ocurrida en las cercanías de Sierra Elvira, el 1 de Julio de 1.431, batalla que dio la victoria a las tropas cristianas y tras la cual los cristianos favorecieron la subida al trono granadino de Yusuf IV.
Gonzalo Antonio Gil del Águila
Granada, 23 de Diciembre de 2.007
GRANADA ES UNA MUJER EN EL ROMANCE DE ABENÁMAR
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lunes, 9 de marzo de 2009
21:29
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