Aunque el Albaicín no fue el único barrio de la Granada musulmana sí parece ser el que primero acogió población musulmana y, con el crecimiento de la ciudad, llegó a lo largo de los siglos a ser el más populoso y rico. Entre la Puerta Nueva o de las Pesas y la Puerta de Monaita se encuentran los trozos mejor conservados de la muralla zirí granadina, quizás los más antigüos y mejor conservados de entre las murallas circundantes de recintos urbanos de época musulmana en España que han llegado hasta nosotros. Estas murallas envolvían el núcleo urbano ubicado en el Albaicín conocido como Alcazaba Cadima o fortaleza antigua, el cual fue usado cuando en 1.012 ó 1.013 Zawi ben Zirí, el primer monarca granadino, trasladó la ciudad desde Medina Elvira. La Alcazaba Cadima puede coincidir con la zona en que se localizaría el antiguo asentamiento romano, Illiberis, el cual, a su vez, se edificaría sobre un anterior asentamiento íbero. Según parece, en Ilíberis existían fortificaciones de época romana y/o visigoda, que abandonadas o derruidas en parte, fueron rehechas o ampliadas, aunque probablemente no del todo, en el siglo VIII por AsadAbd al-Rahman al-Xaybani, walí o gobernante de Elvira, localidad esta última llamada Medina Elvira en época musulmana y situada en Sierra Elvira.
El núcleo urbano originario de época zirí en el Albaicín es lo que Ibn al-Jatib llamó Alcazaba Cadima o Antigua para distinguirla de la posterior fortaleza o alcazaba de La Alhambra que se encuentra al otro lado del río, más cerca de la zona en que existía otro asentamiento urbano que acogía a población judía y que se identificaba como Garnata-al-Ayub o la Granada de los Judíos. La historia musulmana de Granada recoge la existencia de dos fortalezas que sirvieron de palacios reales: una, hoy desaparecida, se situó en la Alcazaba Cadima; otra que se construirá frente a ella en el siglo XIII es la que conocemos como La Alhambra. No obstante esta opinión mayoritariamente aceptada que habla de dos alcazabas, Mármol considera la existencia de otra más, la Alcazaba Yídida o Nueva que sitúa al Oeste de la Alcazaba Antigua, pero esta opinión no cuenta con seguidores. Al parecer, Zawi ben Zirí usó el edificio principal que existía dentro de la Alcazaba Cadima como palacio real, siendo este ampliado por los posteriores reyes ziríes Habus ben Maksan y Badis ben Habus. Este recinto de uso palaciego estuvo situado en la manzana que actualmente engloba, entre otras edificaciones, el palacio de Dar-Al-Horra y el Convento de Santa Isabel la Real.
El crecimiento de la Alcazaba Qadima se extendería paulatinamente por el barrio que hoy conocemos como Albaicín y que parece tomar su nombre por haber recalado en él los habitantes de Baeza después de haber sido conquistada en 1.227 por las fuerzas del Rey San Femando de Castilla. Juan Rufo lo comenta en 1.584 en su poema "La Austriada" al decir que: "Y por ser de Baeza naturales / los más de los que el sitio edificaron, / llamáronle Albaecin, y otros no tales / la e y la c en y y z mudaron./ Aquí, pues, unos; otros en casales / de la Vega y del valle se arrojaron / y muchos en las villas de la Sierra / que llaman Alpujarra en esta tierra". No obstante esta explicación, Ibn al-Jatib hace derivar el nombre de "barrio en pendiente o en cuesta" mientras otros los hacen de "barrio de los halconeros". Siete años después de la llegada de los residentes de Baeza vinieron los de Úbeda y a ellos les seguirían en años posteriores nuevos vecinos que en parte se asentaron en otras zonas de la ciudad fuera del Albaicín. Münzer, un viajero alemán que llegó a Granada en 1494, dijo que las calles del Albaicín era "tan sumamente estrechas que, en muchas de ellas, por la parte de arriba se tocan los tejados de las casas fronteras y, por la de abajo, no podrían pasar dos asnos que fueran en dirección contraria" siendo todas esas casas de habitaciones reducidísimas que aunque sucias por fuera eran muy limpias en su interior, destacando que tenían cañerías y letrinas, algo poco habitual para la época. Posteriormente Andrea Navagiero en 1526 decía que el asentamiento musulmán englobaba barrios "muy poblados y llenísimos de casas, aunque éstas no son muy grandes, porque son de moros, los cuales tienen la costumbre de hacer sus habitaciones espesas y estrechas". A lo largo de la presencia musulmana el crecimiento urbano desbordó la Alcazaba Cadima y dió origen a nuevas murallas. En la época de máxima expansión de la ciudad musulmana, la muralla exterior incluía las Puerta de Elvira, la Alacaba y Fajalauza remontando el cerro de San Miguel hasta la actual Ermita de San Miguel, torreón en época musulmana, para bajar desde allí el tramo conocido como "cerca de Don Gonzalo" hasta unirse con la Puerta de Guadix, desde donde una muralla que protegía el barrio de los Axares, paralelo al río Darro, llegaba de nuevo a la Alcazaba Cadima. El Albaicín albergó unas treinta mezquitas que en su mayoría subsisten como iglesias cristianas, dotadas todas con aljibes o fuentes públicas, muchos de los cuales han llegado hasta nosotros.
Gonzalo Antonio Gil del Águila
Granada, 22 de Noviembre de 2.007
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