BREVE INTRODUCCIÓN AL NEOLÍTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Hasta la década de 1.980 la teoría más aceptada respecto del origen del Neolítico en la Península Ibérica, modelo conocido como "ola de avance", era la de una colonización exterior que irradió avanzando desde las costas levantinas. En esta década comenzó a plantearse el posible origen autóctono de las nuevas prácticas de ganadería y agricultura. Posteriormente se ha defendido el denominado "modelo dual" que plantea la llegada de gentes de otras áreas del Mediterráneo mezcladas con la población indígena como origen de un modelo de neolitización "mixto" en el cual los primeros establecimientos neolíticos se ubicaron en las costas. Más aun, hay quien plantea el denominado modelo del filtro insular o percolativo considerando que los intercambios entre poblaciones fueron el principal vehículo que permitió la propagación de la agricultura sin necesidad de desplazamientos de población.

Generalmente se acepta que Neolítico en la Península Ibérica se inicia en torno al 6.000 a. C. y finaliza hacia el 3.000 a. C. cuando se generaliza la fundición del cobre y comienza el Calcolítico, considerándose mayoritariamente que fue introducido por la fachada peninsular comprendida entre Cataluña y el sur de Portugal. También se acepta mayoritariamente que posteriormente se produjo una adaptación local en las zonas neolitizadas que quizás permitiera creaciones ex novo como el caso de Coveta de l’Or (Beniarres, Alicante), Cova de la Sarsa (Bocairent, Valencia) o Cueva de los Murciélagos de Sueros (Córdoba) para proyectar las nuevas técnicas entre poblaciones epipaleolíticas. Se considera que con una probable fecha de inicio hacia mediados del V milenio aunque más claramente en el IV y hasta mediados del III a.C. el Neolítico se extiende por toda la Península siendo las regiones mediterráneas las que documentan con mayor abundancia de restos cerámicos este período. Se distingue un Neolítico antiguo o inicial, centrado en el V milenio a.C., uno reciente desde mediados del IV milenio hasta mediados del III y un período Eneolítico o Calcolítico a partir de 2.500 a.C. aunque la metalurgia no se generalice hasta finales del III milenio a.C. y comienzos del II coincidiendo con la cultura del vaso campaniforme. También se ha querido plantear 5 fases en el Neolítico de acuerdo con el arte mueble: el antiguo cardial, el antiguo epicardial, el medio de cerámicas lisas, el acerámico y el final con tazas carenadas y puntas de flecha de retoque bifacial.

En el Neolítico inicial se produce una aculturación consecuencia de interacciones recíprocas y quizás también de colonización de tierras no ocupadas por poblaciones adaptadas a la economía neolítica y desde mediados del IV milenio a.C. se aprecia una evolución paralela a la experimentada en el resto de Europa caracterizada por una mayor ocupación de territorio y nuevas manifestaciones de poblamiento y restos de tipo funerario apareciendo verdaderas necrópolis. En Cataluña, Levante y Andalucía se encuentran nuevos tipos cerámicos entre las que abundan paredes lisas sin decorar generalizándose de manera progresiva la presencia de brazaletes, colgantes o cuentas de collares. Coexiste una industria de sílex laminar orientada a la confección de cuchillos y puntas de flecha que recupera tipologías musterienses. En Cataluña y Portugal aparecen necrópolis megalíticas hacia el IV milenio a.C y en esta misma época se datan poblamientos al aire libre como Les Jovades (Alicante) o el Cabezo del Plomo (Murcia).

Durante el Neolítico peninsular se desarrolla el trabajo de la cerámica, hueso y piedra como manifestaciones artísticas distinguiéndose dos horizontes: el de cerámicas cardiales y no cardiales.

Las cerámicas cardiales se desarrollaron en el Levante, Cataluña, zona pirenaica y Bajo Aragón, habiéndose encontrado restos en Cora de les Cendres (Alicante), la Coveta de l’Or (Beniarrés, Alicante), la Cova de la Sarsa (Valencia), la Cova Ampla de la Recambra (Gandía, Valencia) y Can Ballester (Vall de Uxó). En Cataluña está bien representado el Primer Neolítico de cerámica cardial en las Cuevas de Montserrat (Barcelona) y el poblado de Font del Ros (Berga, Barcelona) estando en curso de excavación el poblado lacustre de la Draga (Bañolas, Gerona).

En el otro contexto, el de las cerámicas no cardiales con decoración incisa o impresa con diversos objetos, se han encontrado restos Cova Fosca (Alicante), Cova de les Bruixes (Castellón), Cueva de la Dehesilla (Cádiz), Cueva Chica de Santiago (Sevilla), Cueva de los Murciélagos de Zuheros (Córdoba), Cueva de Nerja y Cueva del Nacimiento (Jaén). Desde medidos del IV milenio a.C. destacan las cerámicas lisas de los “sepulcros de fosa”, a menudo parte del ajuar de sepulturas junto a hueso, sílex y cuentas de collar de “calaita”. En la explotación minera asociada a la cultura de “sepulcros de fosa” de Can Tintoré (Gavá, Barcelona) se halló la “Dama de Gavá”, posible representación femenina de una divinidad. Sepulcros megalíticos del tipo de corredor en Cataluña podrían estar vinculados a frecuentes contactos transpirenaicos mientras en el Bajo Ebro aparecen cerámicas incisas e impresas que coexisten con formas de vida epipaleolíticas. Desde la segunda mitad del IV milenio a.C. en el Levante y Andalucía desaparecen progresivamente las cerámicas decoradas y aparecen las lisas (poblado de las Pilas, Almería) mientras se generalizan los poblados al aire libre y se consolida la población campesina. En el centro peninsular se encuentran cerámicas con decoración incisa impresa no cardial y se carecen de estudios significativos en la región Cantábrica, que tan fue rica durante el Paleolítico. En el País Vasco, donde se desarrolla un Neolítico de carácter megalítico, se documenta la Cueva de Los Husos (Álava) mientras que en el Occidente peninsular (Galicia, Portugal y Extremadura), de destacable megalitismo, pueden citarse yacimientos como O Reiro (La Coruña), cuevas de Cabranosa y de Salemas (Portugal) que algunos quieren identificar de procedencia levantina por vía marítima.

Un tema debatido y no resuelto es el del posible sincronismo de ambos contextos cerámicos (cardial y no cardial) sobre todo en el momento inicial.

No han llegado hasta nosotros muchos restos de poblamientos al aire libre debido a la fragilidad de los materiales empleados por lo que no puede considerarse que los restos aparecidos en cavernas tengan significación suficiente como para que el Neolítico en la Península se definido como una “cultura de las cuevas”, admitiéndose que la ocupación de las mismas pudo ser estacional o a modo de refugio para ganado y alimentos, sin descartarse finalidades de culto y enterramiento. La consolidación de los poblados les hace disponer de estructuras más sólidas fosos y defensas de piedra.

Existen representaciones rupestres con escenas agrícolas o de laboreo junto a escenas de caza del arte levantino, apareciendo figuras esquematizadas al igual que en la cerámica cardial, destacando las figuras del Plá de Petracos (Alicante). Estas manifestaciones se han relacionado con la presencia de una dualidad cultural en la zona que enfrenta a una tendencia denominada conservadora de manifestaciones realiestas representada por los cazadores recolectores y otra llamada transformadora y de expresiones simbólico-esquemáticas por cuanto modifica el entorno antropizando el paisaje.

El proceso final del Neolítico peninsular se puede situar desde la segunda mitad del IV milenio a mediados de III, aunque se admiten una gran variación según las áreas y la presencia de elementos calcolíticos

El megalitismo, que parece surgir en algunos lugares durante el Neolítico y en otros en medio de contextos calcolíticos, parece estar datado inicialmente en la fase del neolítico de cerámicas lisas desde la primera mitad del IV milenio, destacando las primeras cámaras funerarias del Alentejo hacia el 3.700-3.800 a.C., sepulturas y menhires de la Meseta, Galicia y Cantabria quizás incluso más antiguas.

Habiéndose hablado líneas atrás de megalitismo y citado diversos yacimientos no puede dejar de hablarse de las cuevas de Menga (Antequera, Málaga), ya que recientes análisis hechos en 2.006 de muestras de carbón podrían adelantar la fecha de construcción del complejo al 3.790 a.C. situándolo así en el Neolítico y no en la Edad del Cobre como hasta ahora se pensaba.

Gonzalo Antonio Gil del Águila
Granada, 22 de Marzo de 2009

1 comentarios :: BREVE INTRODUCCIÓN AL NEOLÍTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

  1. Brevee !! WTF..